miércoles, 18 de mayo de 2011

Consagraciòn San Miguel

Oh San Miguel Arcángel, postrado en Espíritu delante de tu altar, en la Sagrada cueva que tú mismo consagraste en el Monte Gargano, tu roca fuerte terrenal, yo te reconozco eterno defensor de los Derechos de Dios en el Cielo y en la Tierra; Custodio y Patrón Universal de la Iglesia Católica, Luz y Guía de los Santos de los sumos Pontífices, de los Misioneros, y de todos aquellos que luchan por la Fe de Jesucristo; Humildemente te suplico que aceptes mi Consagración a tu Celestial Persona.

Yo te elijo como mi Príncipe, Soberano y Guía en la lucha contra Satanás y contra el Mal. Contra el Pecado, contra el Odio y las Tinieblas. A ti te consagro mi persona, mi cuerpo con todos sus sentidos, mi Alma con sus potencias, mi familia, mis bienes externos, presentes y futuros, en una palabra: todo lo que me pertenece y me es querido.

Po mi parte te prometo que, con la ayuda de DIOS, en toda circunstancia y con valentía, bajo el estandarte de la Cruz y renovando tu grito: “¿Quién como Dios?”, afirmare contra el enemigo del Bien mi firme voluntad de defender, amar y hacer conocer el Santo Nombre de Dios, de María, de San José y tu Glorioso nombre, oh San Miguel Arcángel.

Me esforzaré por vencer al mal haciendo el bien, procurando amar a Dios y al Prójimo y observando fielmente los Mandamientos de Dios y, los preceptos de la Santa Iglesia Católica Romana.

Te suplico que me bendigas, me defiendas y me cuides, oh San Miguel Arcángel, y que pongas mi nombre en el Libro eterno de la vida beatífica.

Tú eres el que aquilatas y presentas las Almas a Dios; tú que eres el Primer Príncipe del Paraíso, ruega por mí, ahora y en la hora de mi muerte.

Me propongo rezar cada día la Oración (*) del Sumo Pontífice León XIII a tu celestial persona.

Somos miserables; Oh San Miguel Arcángel, ruega por nosotros.

(*) Oh San Miguel Arcángel, defiéndenos en la Batalla, sé tú nuestro amparo contra la Perversidad y las Asechanzas del demonio, reprímele Dios, pedimos suplicantes y tú Príncipe de la Milicia Celestial, con el Divino Poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a todos los demás Espíritus Malignos que vagan por el mundo para la perdición de las Almas.
Amén

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