domingo, 27 de junio de 2010

Invocación a los Arcángeles

Divino Arcángel Miguel
Poderoso Arcángel Miguel, guerrero de la luz,
protégeme diariamente de todo mal. Rodéame con
tu rayo azul. Aleja energías negativas y
pensamientos de maldad emitidos hacia mi. Que tu
espada corte malas vibraciones, tu armadura
cubra mi pecho. Que los seres oscuros se abatan
ante tu poderosa protección.
Concédeme ser portador de luz y valor en
equilibrio. Quítame los velos de la ignorancia y
hazme portador de conocimiento.
Que tu luz poderosa como el sol me proteja e
ilumine en todo momento, humildemente te pido.
Así sea.

Divino Arcángel Jofiel
Hermoso arcángel Jofiel, portador de sabiduría.
A cada momento para recibir la iluminación en
cada uno de mis actos. Para acceder a las
ventanas del conocimiento en el mundo astral y
material. Que tu luminoso rayo amarillo me rodee
y abra mi conciencia al autoconocimiento y al
aprendizaje. Abre mi entendimiento. Que mi mente
se expanda. Que la sabiduría nazca de mi
corazón.
Así sea.

Divino Arcángel Gabriel
Divino mensajero de los preceptos divinos. Te
pido me concedas inspiración para buscar la
belleza en las etapas de la vida. Que sean como
los ciclos de la luna, distitos, pero siempre
hermosos. Aumenta mi intuición para saber qué
sendero tomar. Que tu rayo blanco me ilumine
para ser portador de luz. Que mi presencia sea
grata, mis palabras amorosas y mis sentimientos
elevados.
Abre mis ojos y mis oídos ante la manifestación
de la grandeza de la divinidad.
Así sea.

Divino Arcángel Chamuel
Poderoso Arcángel del Amor, el secreto de la
existencia humana. Abre mi corazón al amor
Universal, al amor a la divinidad. Que sea
manifestación de amor ante todo lo creado. Ante
mis semejantes, ante los animales, los árboles y
una pequeña semilla y así, siendo el amor, eso
mismo atriaga para mi vida. Que tu rayo rosado
se expanda por cada una de mis células para
sembrar el amor en todo aquello que toque, en
todo aquello que produzcan mis pensamientos.
Así sea.

Divino Arcángel Rafael
Arcángel médico, que tu omnipotente rayo verde
recorra mi mente para producir pensamientos
sanos e ideas orientadas al bien. Recorra mi
cuerpo para mantenerlo en plenitud y buen
funcionamiento y se expanda en mi espíritu para
que esté siempre en contacto con seres de
vibraciones elevadas. Si he de enfrentar la
enfermedad mía o de algún ser querido, entonces,
divino arcángel Rafael, te pido intervengas con
tu divina energía de sanación.
Que mi corazón produzca sentimientos de libertad
y desapego.
Así sea.

Divino Arcángel Zadquiel
Poderoso Arcángel del rayo violeta. Te pido con
humildad transmutes en mi vida todo lo negativo.
Que mi existir busque la transición en esta era
de despertar espiritual. Que mi alma se sienta
liberada de cargas. Que mis pensamientos y
sentimientos sean profundos y emitidos con
consciencia.
Que tu flama violeta me haga más conciente y
mejor ser humano cada día.
Así sea.

Divino Arcángel Uriel
Divino Arcángel mensajero de la paz y el
equilibrio. Custodio de los templos de Dios. Te
pido inundes mi alma para que pueda sentir y
transpirar paz siendo así parte digna del plan
divino. Que comprenda el ritmo de la vida. Te
pido también abundancia, prosperidad y
crecimiento para mi y todos los seres en el
mundo.
Que triunfe mi alma obre le mal y la oscuridad.
Así sea.

viernes, 11 de junio de 2010

sábado, 5 de junio de 2010

INVOCACION A SAN MIGUEL ARCANGEL

San Miguel el Arcangel



Historia de la aparición del Señor San Miguel

jueves, 3 de junio de 2010

Novena a San Miguel Arcángel




Modo de hacer la novena:

Puesto de rodillas, si es posible, ante algún altar o imagen de San Miguel Arcángel, levantando el corazón a Dios, que está presente y haciéndole una profunda reverencia de espíritu y ofreciendo todas sus oraciones, palabras y pensamientos, a mayor gloria suya, honra de la Virgen María y reverencia a San Miguel Arcángel y de todos los ángeles y santos del cielo, hará la señal de la cruz; y habiéndose santiguado, dirá de corazón: “Señor mío Jesucristo, etc.”

DÍA PRIMERO

ORACIÓN (del día)

Dios y Señor de los ángeles, a quienes encomiendas la guarda de los hombres: ofrezco los merecimientos de estos soberanos espíritus y los del Príncipe de los ángeles, San Miguel, que por sí, y por medio de sus ministros, guarda la naturaleza humana, que me guardes de todo pecado, me concedas una pureza angélica y otorgues lo que pido en esta Novena, a mayor honra y gloria vuestra.

Aquí rezará nueve veces el Padre Nuestro y Ave María, en honra de los nueve coros de los Ángeles, y de su príncipe San Miguel; después la oración siguiente.

ORACIÓN

Gloriosísimo Príncipe de la Corte del Cielo. Excelentísimo Arcángel San Miguel, gran primer Ministro de Dios, amigo de Jesucristo, y muy favorecido de su Santísima Madre, defensor de la Iglesia y abogado de los hombres: pues tanto favorecéis a vuestros devotos, haced que yo os sepa amar y servir, y alcanzadme del Señor lo que deseo y pido en esta Novena, a mayor honra y gloria suya y provecho de mi alma.

Aquí, con la mayor confianza y devoción que se pudiere, pedirá cada uno al santo Arcángel la gracia o favor que desee alcanzar en la novena.

ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios; que por Tu suma clemencia nombraste, para la salud de los hombres, al gloriosísimo San Miguel Arcángel Príncipe de tu Iglesia concédenos, que por su intercesión y eficaz auxilio merezcamos ahora ser defendidos de todos nuestros enemigos, en la hora de nuestra muerte seamos libres, y presentados benignamente ante el trono de tu Majestad excelsa. Amén.

DÍA SEGUNDO

Este día, como todos los demás siguientes de la Novena, se ha de hacer y decir lo mismo que en el primero, variando sólo la oración del coro angélico, que le corresponde a cada día.

Dios y Señor de los Arcángeles, a quien encomiendas los negocios gravísimos de vuestra gloria; por tales merecimientos gravísimos de vuestra gloria: ofrezco los merecimientos de estos nobilísimos espíritus y los de San Miguel Arcángel, que defendió vuestra honra y gloria contra Lucifer y sus ángeles, para que yo busque en todas las cosas vuestra mayor honra y gloria y me des lo que pido en esta novena. Amen.

DÍA TERCERO

Dios y Señor de los Principados a quienes encomendáis la guarda de los reinos, ofrezco los merecimientos de estos excelentísimos espíritus y los del príncipe de la Milicia Celestial, San Miguel, guarda mayor de todos los reinos cristianos, para que guardes mis sentimientos y potencias de todo desorden y desobediencia a vuestras leyes divinas y me concedas lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria. Amén.

DÍA CUARTO

Dios y Señor de las Potestades, quienes tienen especial poder para refrenar los demonios; ofrezco los merecimientos de estos poderosísimos espíritus y los de vuestro siervo, San Miguel Arcángel, que alcanzó sobre los demonios la mayor victoria y con la misma facilidad pelea continuamente contra ellos, en favor de los hombres, para que me defiendes de todas las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne y me des lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

DÍA QUINTO

Dios y Señor de las Virtudes, por las cuales haces milagros propios de vuestro soberano poder, gobernando la naturaleza, para que os sirva a vuestra gloria: ofrezco los merecimientos de estos prodigiosos espíritus y los de San Miguel, principal instrumento de todas las maravillas que se hacen en el mundo, para que me concedas, que vencidas las malas inclinaciones de mi corrompida naturaleza, conserve y aumente vuestra gracia y consiga lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

DÍA SEXTO

Dios y Señor de las Dominaciones, las que presiden a los coros inferiores y son ministros de vuestra providencia, os ofrezco los merecimientos de estos eminentísimos espíritus y los de vuestro primer ministro San Miguel, para que me concedas perfecto señorío sobre mis pasiones y perfecta obediencia a todos mis superiores y la gracia que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

DÍA SÉPTIMO

Dios y Señor de los Tronos, en quienes descansas, como en el trono de vuestra gloria y os sientas como en tribunal de justicia: ofrezco los merecimientos de estos altísimos espíritus y los de San Miguel Arcángel, trono de vuestra grandeza y ministro supremo de justicia, para que concedas, que yo me juzgue a mí mismo con rigor, para ser después juzgado con piedad y consiga lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

DÍA OCTAVO

Dios y Señor de los Querubines que están adornados de perfectísimas sabidurías: ofrezco los merecimientos de estos sapientísimos espíritus y los de San Miguel, príncipe de los sabios del cielo, por quien enseñas a vuestra Iglesia las verdades que necesita saber para que me enseñe a temerte y amarte, que es la mayor sabiduría y que me concedas lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

DÍA NOVENO

Dios y Señor de los Serafines que se abrazan a vuestro amor: ofrezco los merecimientos de estos ardentísimos espíritus y los de vuestro amado y amante San Miguel, para que yo os ame, único Dios y Señor mío, sobre todas las cosas, con toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas; y para que me concedas lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.

ORACIÓN

¡Oh soberano Arcángel! ¡Oh excelente príncipe de la corte del cielo! ¡Quién no os será muy devoto desde hoy, si así favorecéis a vuestros devotos? ¡Quién no os servirá con mucho cuidado, si de esta manera pagas los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta saber el amor que me tienes al que no puedo corresponder, con igual amor. Pero ya que con obras no puedo responder a tantas mercedes, recibe mis palabras y afectos. Gracias te doy, ¡oh excelso y sublime espíritu!, porque defendisteis la honra y gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre.

Gracias os doy por el ángel que has destinado para mi guarda y por los otros beneficios generales y particulares que por vos o por medio de vuestros ángeles me has hecho, los cuales no conozco bastante en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por eso pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre te los agradezca y juntamente los que has hecho a toda la naturaleza humana; y principalmente a la Santa Iglesia, de que yo soy miembro. Yo me gozo de todos los privilegios, gracias, prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor te ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ellos, porque así quiso exaltarte y hacerte su privado y favorecido entre todos los ángeles.

Defiéndeme, ¡oh valerosísimo capitán de los ejércitos de Dios! Envía en mi socorro vuestros soldados, para que me defiendan de los demonios y no me rindan a sus combates y tentaciones. Manda vuestros ángeles que me guíen para no andar errado; que me alumbren para que no camine ciego y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino peligroso, de esta vida. Asistid con vuestros ángeles, a mi muerte y alcanzadme del Señor contrición verdadera de mis culpas, para que presentada por vuestras manos ante el trono de la Santísima Trinidad, entra en posesión de la gloria, donde alabe al Señor para siempre dar perpetuas gracias de haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza. Amén.